Soy mamá primeriza, compré las cosas que se compran cuando se reciben a un ser jamás tenido. Leí, -todavía leo- lo que quiero saber, sobre su comportamiento. Lo cierto es que cuando llegó a mí, ya estaba más formado que otra cosa, podría decirse que envejecido. Hago cosas que jamás creí hacer, pero sigo con ciertas reglas internas.
s, ¿no sería lindo que durmiera con nosotros? No, respondo sin tocarme el corazón.
Lo siento, pero nunca quise, ni soñé con esta criatura. Tengo una relación con su mamá, y bueno, ella tenía a la criatura y como el amor es amor, si hay amor para la mamá hay amor para él. Entonces, ahora nos amamos los tres, somos una familia los tres, aunque no estoy muy segura que él me considere algo suya. Solo la que lo dejó venir a vivir con él, la que le da comida y le hace cariñitos.
El Neko, el gato negro, que es serio y casi no habla, me ha hecho mamá primeriza. Porque yo, nunca de los nuncas tuve gato o perro que me ladrara porque no sé, no tengo ese instinto gaterno que muchos tienen, a mí a veces me parece un robot, un extraterrestre o un humano atrapado en ese cuerpo peludo y sin poder expresar lo que quisiera y otras veces, solo me parece un gato y ya.
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