En la época del nazismo, hubo un soldado alemán que se convirtió al judaísmo. Decía, quería vivir
como los judíos y pedía ser llamado judío.
Una familia de judíos lo acogió, pensando en la redención del todopoderos, sobre todo la madre, había miembros que no se fiaban de él.
¿Qué hiciste por nosotros mientras eras soldado alemán? le preguntó en la cena la hija adolescente. El nazi-judío, yo era soldado y era alemán, si hacía algo por ustedes, podían matarme.
Bueno, dijo la chica, sabes que a nosotros también pueden matarnos por tenerte aquí. Tú mismo puedes hacerlo. No, respondió el nazi-judío, yo siempre me sentí judío y ahora puedo cumplir mi sueño de serlo, así que llámame judío, sin el nazi.
De acuerdo, si te llamo judío, sin el nazi ¿qué manera encontrarás de redimir lo que hiciste siendo nazi?. ¿Por qué redimir? dijo el nazi-judío, yo vivía atrapado siendo nazi, no podía hacer otra cosa, más que lo que los nazis hacen.
Entonces, ¿cuál era la diferencia entre tú y tus compañeros? preguntó la chica. Que yo no disfrutaba matando. Pero matabas ¿no?. Sí, lo hacía pero no era lo que yo quería. Yo quería más que nada en el mundo ser judío.
Hiciste, lo mismo que el resto, solo que ahora juegas al inocente porque te haces llamar judío y te hiciste bautizar y circuncidar, le dijo la chica. Pero eso no hace ninguna diferencia para mí. Eres tan libre y privilegiado que puedes decidir ser judío ahora, pero nosotros, no podemos decidir ser Nazis porque ya somos judíos.
El judío-nazi con los ojos llorosos le dijo que siempre había sufrido por eso, que nadie lo entendía, que su familia le había dado la espalda por querer ser judío y que todo lo que había ganado siendo nazi, lo había perdido ahora siendo judío.
Ella lo sabía, nadie había matad a los nazis por serlo, nadie había metido a los nazis a campos humillantes de concentración y ahora, el nazi que había decidido ser judío quería que los judíos sintieran lástima por él.
Quiero desposarte, le dijo el nazi-judío a la chica. La muchacha le respondió que a ella no le interesaba ningún alemán de pasado nazi para desposarla. ¡Antisemita y racista! gritó enfurecido el nazi-judío, que en un ataque de nazismo típico, encajó el cuchillo a la chica para darle muerte.
¿Ves? dijo la chica con su último aliento, a pesar de ser ser judío ahora, el nazismo no ha salido de ti, has vuelto a matar a una judía. La chica se desplomó. El nazi-judío huyó y ha ido de familia en famiia judía contando su triste historia del soldado nazi que solo quería ser judío. Al primer desacuerdo o a desaire, vuelve a responder como nazi a quienes no le creen lo judío que ahora es.
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