Tú eres fuerte, no como nosotros que fingimos que somos fuertes porque tú lo eres. Pero tú sí, tu sí eres fuerte. Si nos vieras ahora mismo, quizá te reirías de nosotros, hemos fundado algo como si fuera una religión y en esa religión tu eres la diosa.
Creo que sí, te reirías de nosotros, casi puedo escucharte reír y eso me da algo como parecido a fuerza aunque no sea cierto.
Me gusta que te hayas llamado a ti misma Mujer Roncha, quizá porque incomodaste a muchos con tu presencia, pero no podría decirse que esa incomodidad fuera realmente incómoda, es decir, es la incomodidad que sienten los que no están acostumbrados a escuchar la verdad sin adornos pero sí con mucho amor.
Sí, tú eres fuerte, como un efecto de algo que es innegable que ha hecho efecto, aun cuando no se sepa bien qué es, como un trago de algo fuerte como Whisky o sabores peores, como un tubazo en la cabeza, o una caminata de noche a solas en la borrachera.
Hablo de fuerte, como una revelación, como mujer capaz de todo y aun así solo se limita a ser capaz de ser buena y linda y sonriente.
Yo nos sé qué sueño estés soñando, a qué pasillos, cuartos o calles hayas virado a la izquierda o derecha, yo no sé qué tanto tu seas una barca amarrada frente al muelle pero sin estar en él, pero yo sé que estás ahí, en alguna parte, espero que riendo, porque el sopor nos ha sumergido junto contigo en una especie de alucinación por el calor que se siente tan real.
Pero más que religión fundada para ti o la exactitud de uno de tus nombres o el sueño en el que estás inmersa yo quiero que seas fuerte, como si no fueras ya, que seas todavía más fuerte por nosotros también, porque si te haces más fuerte vas a obligarnos con más fuerza a fingir que somos fuertes y entonces tu nos verás y creerás que lo somos y nosotros después de ti, comenzaremos a creerlo.
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