Leí que te habías muerto y me puse triste. Comencé a rebobinar mentalmente cuando te conocí, una noche en que yo estaba perdida en una fiesta ajena y quería regresar a casa y eso estaba lejísimos. Antes de uber y teléfonos inteligentes, mucho antes de tener si quiera dinero para pagar mi transporte.
Dijiste“Me voy” y preguntaste si alguien quería raite, yo me apunté, aunque eras un extraño ebrio, en medio de la madrugada, yo confié. Llegué a casa, sana y salva y te portaste como un viejo amigo, platicamos en el camino y siempre me hiciste sentir cómoda.
Tiempo después, comenzamos a frecuentar y a encontrarnos en los mismos bares, a veces, como mosca de bar nos poníamos platicar de todo y nada, te compartía mis visiones opioides del mundo, cualquiera hubiera dicho que estaban fumadísimas, pero a ti te gustaba y entretenía escucharme.
Un día, con emoción o por la emoción, me dijiste: cásate conmigo y me dio mucha risa, sabía lo que eso significaba, no era un matrimonio real y no me deseabas de esa forma, yo sabía que querías decir, “a platicar una vida entera” algo casi esotérico nos unía.
Y así como la vida nos unió, ese oleaje nos separó, diferentes bares, diferentes rutinas y ciudades. Pasé mucho tiempo sin pensar en ti, hasta hoy que supe que habías muerto. Me comuniqué inmediatamente con una amiga para preguntarle, a alguien que sabía que como a mí, le importaba tu muerte como tu vida.
Ella me dijo, lo hablamos, lo seguimos hablando. No eras tú el que había muerto. Un error de semántica, de memoria y de no saber tan bien como ella, la diferencia entre un apodo y otro, no eres tú quien había muerto y así como la tristeza súbita había llegado, se fue. Sentí alivio. Alguien había muerto, pero no eras tú. Alguien estaría triste con la muerte del otro que no eras tú, pero no eras tú y ese era un alivio.
¡Qué alegría que no estuvieras muerto! Qué tristeza que fuera otro. Pero su muerte, fue la muerte más esperada y estúpida que pudo haber, una muela mal cuidada, malos hábitos y a los 34 alguien moría porque no se pudo cuidar y aguantar las ganas de drogarse. Le sacaron una muela y ahora está muerto. ¡Qué tristeza vida y muerte!
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