Dejar ir

El año pasado, fue el año de dejar ir a las personas, algunas porque no eran lo que creí, otras porque cuando les tocó dar no fueron capaces de hacerlo, pero siempre, despedirme de alguien o sacarlo de mi vida significa un triunfo, porque me estoy eligiendo a mí y elegirse a uno siempre es y será un triunfo.

Sacar a personas de tu vida no significa que las odias, es solo porque no le está aportando nada a la tuya, no estoy hablando de una transacción fría y calculadora, pero uno lo sabe, siempre lo sabe, aunque lo niegue y busque pretextos para justificar. Uno lo sabe.

Uno de mis mejores amigos siempre dice mucho una frase: no tengo tiempo para eso, y se refiere a esa clase de situaciones que, si no le brindan placer o algo, renuncia a ellas sin culpa alguna, y es invirtiendo su tiempo, que ha logrado estudios acadmémicos de excelencia y dominar cinco idiomas.

Uno llega a sentirse mezquino, "deshacerse de una persona", se dice, pero  el día que estás quebrado económica y emocionalmente, sabes quiénes son tus amigos, esos que hacen lo posible por verte, porque estés bien, por estar ahí de una u otra forma.

Hace poco una amiga me dijo esto: "Qué huevotes tienes, cómo te quieres" y eso me hizo reflexionar al respecto y qué estaba haciendo para que ella dijera eso. Uno no tiene por qué soportar a alguien, no tiene por qué someterse a situaciones que no quiere, no desea, no tiene que ser definitorio, pero a veces uno sencillamente tiene malos días, lo dice, lo anuncia y pide paciencia y docilidad y si no hay eso de regreso, hay mucho en qué pensar ¿por qué si tú no estás pensando en mí, ¿Yo sí tengo que pensar en ti?

Un par de semanas atrás, que miré alrededor y mi casa era un desorden, salían palomillas de mis bolsillos y sentía ganas de llorar poralgoquepasó, la verdad no recuerdo muy bien qué, pero algo pasó, eso es seguro. En ese momento, me pregunté por qué me estaba sobrepasando, sí qué bueno salir, tener vida social y esas cosas, pero se necesita descanso incluso de la alegría para ser feliz.

Las ideas caen, todo lo agitado reconocido y no reconocido, cae, se acomoda, cuando uno se da tiempo a sí mismo, se platica y se cuestiona las grandes cosas, su vida, las decisiones, mientras asumes las últimas consecuencias y entonces, puedes decir que decides. Entiendes lo que hacía falta entender. Es tiempo para ti, valioso, como escuchar un blues, un poco solitario y cadente pero con mucho cuerpo y sentido.

Es importante dejar ir, solo así nuevas cosas entran. Mientras me despedí, también le di la bienvenida a otras personas y ha sido hermoso, la puerta nunca se cierra, eres tú el que decide qué hacer con ella.