Dos funerales, dos cantinas, un mejor amigo, tres encuentros inesperados y muchas revelaciones, así podría contabilizarse mi visita a Hermosillo por las fiestas, y un grupo de buenos amigos.
Este fin de año me ha develado mucho acerca de ciertas personas que no son todo lo que dicen ser. Descubrí encontrándome con un amigo de la prepa, uno de la secu y otro de la primaria, que Daniela Sáenz es como una especie de mito en la cabeza de los que me recuerdan.
Que tengo un poco de medium o lo que sea, pero que soy capaz de ver antes que nadie, de notar lo que nadie nota y de enlazar mundos sin querer y sin proponérmelo.
Vi gente linda que aprecio y no siempre puedo ver, pero las casualidades me arrastraron hacia ellos con una fluidez y facilidad que no puedo llamarlo más casualidad.
La sensación de bienestar no se me quita, y el vértigo de que algo viene y que no tiene qué ver estrictamente con la política me entusiasma.
Aprendí que debemos creerle más a las acciones que a las palabras, que entre más se busca algo es porque buscamos lo que menos tenemos, que no importa quién sea o quién crees que sea, el egoísmo y egocentrismo va estar primero. Aprendí que muchas veces somos todo eso que criticamos, aprendí que mi intuición siempre me dice la verdad, aprendí que soy capaz de ver cosas muchísimo antes que el resto, o que soy capaz de notar cosas que nadie nota, aprendí que soy más querida y valorada de lo que creí, aprendí que es el instinto primitivo lleva a las personas a acciones irracionales y sin sentido, aprendí que seguiré aprendiendo más y me da gusto.
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