Querido Diario:
Hoy eres mi blog o mi blog es mi diario...
Narrador: La morra no sabe ni qué escribir, se agarra de lo que puede o de lo que le genera algo para crear un textito, una columna incolumne o una ficcioncilla mediomedio.
Pero la morra insiste, insiste mucho en hacer algo constante, algo muy suyo, donde no haya reglas, ni misiones o visiones, despojada de todo interés ajeno, de capitalismos amigables o modernidad llena de vacío.
La morra se expone, porque dice lo que piensa, escribe, persiste. La morra tiene opiniones impopulares y está aprendiendo que eso es lo más valioso porque el resto vale verga. Se luce, hace uso del lenguaje popular hablado.
En un acto de egocentrismo habla de sí misma en tercera persona. La morra ha andado por acá hace unos 34 años años, algunos dirá -ya no es morra- pero creo que lo de ser morra se tiene más allá. Por ejemplo la morra tiene dos amigas una de 40 y una 50 y les dice morra, porque las dos son morras pues, ríen mucho, viven, se deshacen de sus prejuicios, aprenden, siguen aprendiendo y bailan y gozan como buenas morras.
Total que la morra es bloguera, no gana dinero, ni premios, ni fama por eso. Solo lo hace por respeto a sí misma y a todo lo que piensa. Gana libertad cada vez que lo hace, quizá lectores, pero tampoco es una cantidad presumible, pero no se trata de cantidad sino calidad.
También sale, como no, la morra, con amigos de aquí y de allá. Aunque últimamente ha preferido el lado femenino de la vida, porque rudeza, burla y ganas de joder ya hay muchas, prefiere el delicado, suave por más rudas que las amigas sean. Porque se siente querida la morra y es afortunada, le reclaman, la buscan, la invitan en su no tierra ha logrado hacer amigos, cuando la ciencia indica lo contrario en la socialización, siempre hay una excepción a la regla.
Escribe poesía la morra, pero no se la enseña a nadie, solo a su mánager y a su correctora de estilo y su coach, que es como tener un gran equipo detrás, pero son amigos que confían en lo que hace, que aman las letras y conocen los consejos para que la morra escriba mejor.
A veces se esconde, se guarda y no ve a nadie, no busca a nadie. Le gusta estar sola, poner música, escribir o leer. Cuando alguien le pregunta si no ve tele ella dice que no y después le dicen "Ah Netflix" y ella mueve la cabeza diciendo que no, la cara de infinito desconcierto se refleja en la cara del emisor de la pregunta, ¿qué haces entonces? Leer y escribir, hablar con mis amigos.
Pero la morra ya se cansó del espisodio de egocentrismo que bien sabía Borges hacer literatura para que no se notara la vanidad o para sostener que solo él podía ser vanidoso porque valía la vanidad, supo hacerla.
Hoy eres mi blog o mi blog es mi diario...
Narrador: La morra no sabe ni qué escribir, se agarra de lo que puede o de lo que le genera algo para crear un textito, una columna incolumne o una ficcioncilla mediomedio.
Pero la morra insiste, insiste mucho en hacer algo constante, algo muy suyo, donde no haya reglas, ni misiones o visiones, despojada de todo interés ajeno, de capitalismos amigables o modernidad llena de vacío.
La morra se expone, porque dice lo que piensa, escribe, persiste. La morra tiene opiniones impopulares y está aprendiendo que eso es lo más valioso porque el resto vale verga. Se luce, hace uso del lenguaje popular hablado.
En un acto de egocentrismo habla de sí misma en tercera persona. La morra ha andado por acá hace unos 34 años años, algunos dirá -ya no es morra- pero creo que lo de ser morra se tiene más allá. Por ejemplo la morra tiene dos amigas una de 40 y una 50 y les dice morra, porque las dos son morras pues, ríen mucho, viven, se deshacen de sus prejuicios, aprenden, siguen aprendiendo y bailan y gozan como buenas morras.
Total que la morra es bloguera, no gana dinero, ni premios, ni fama por eso. Solo lo hace por respeto a sí misma y a todo lo que piensa. Gana libertad cada vez que lo hace, quizá lectores, pero tampoco es una cantidad presumible, pero no se trata de cantidad sino calidad.
También sale, como no, la morra, con amigos de aquí y de allá. Aunque últimamente ha preferido el lado femenino de la vida, porque rudeza, burla y ganas de joder ya hay muchas, prefiere el delicado, suave por más rudas que las amigas sean. Porque se siente querida la morra y es afortunada, le reclaman, la buscan, la invitan en su no tierra ha logrado hacer amigos, cuando la ciencia indica lo contrario en la socialización, siempre hay una excepción a la regla.
Escribe poesía la morra, pero no se la enseña a nadie, solo a su mánager y a su correctora de estilo y su coach, que es como tener un gran equipo detrás, pero son amigos que confían en lo que hace, que aman las letras y conocen los consejos para que la morra escriba mejor.
A veces se esconde, se guarda y no ve a nadie, no busca a nadie. Le gusta estar sola, poner música, escribir o leer. Cuando alguien le pregunta si no ve tele ella dice que no y después le dicen "Ah Netflix" y ella mueve la cabeza diciendo que no, la cara de infinito desconcierto se refleja en la cara del emisor de la pregunta, ¿qué haces entonces? Leer y escribir, hablar con mis amigos.
Pero la morra ya se cansó del espisodio de egocentrismo que bien sabía Borges hacer literatura para que no se notara la vanidad o para sostener que solo él podía ser vanidoso porque valía la vanidad, supo hacerla.
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