Deporte nacional

Se ha notado un incremento en público, patrocinadores, trasmisiones en vivo, interés de varias ámbitos nacionales en el deporte practicado hace miles de años: el reclamo.

El reclamo como estrategia de culpa, el reclamo al vapor, el reclamo como fracaso del otro en su responsabilidad de atenderte, cuidarte y hacerle feliz, el reclamo al baño maría.

Cada vez que alguien fabrica, piensa, planea y lanza un reclamo está responsabilizando al otro de las opciones varias: de salirse del guión mental que la persona A tiene de la persona B, es decir están decidiendo por ti, la otra es te responsabilizo de lo que siento (tu eres el culpable) pero todas tienen un fin: manipular.

Manipularte para que hagas exactamente lo que te reclaman que hagas. Siempre implican manipulación con todas sus letras. Es muy diferente reclamar a externar lo que sientes. 

No es lo mismo decir: Me gustaría que estuvieras aquí, o te extraño a  pero allá andas, pero no quisiste venir, culera y etecé. 

Los reclamos son la herramienta de las personas de bajo coeficiente emocional para seudoexpresarse no sin agredir al otro, sin verlo como el causante de tu molestia, tristeza y etecé.

Las siguientes líneas se las dedicaré a "Los Reclamadores del norte" existen formas más efectivas, amigables de expresar tus deseos y lo primero es asumirlos, asumir que sus emociones son suyas y no buscar hacer sentir culpable a la otra persona por respirar, ser, dormir y loquesea que le esté reclamando. 

Quienes acostumbra hacer reclamos son incapaces de pensar que quizá es su mismo comportamiento reclamo-reclamo lo que lleva al reclamado a alejarse del reclamador y el reclamador por respuesta solo sigue reclamando más y el reclamado se aleja más y sucesivamente.

Reclamador ¿por qué crees tener el derecho a reclamar? ¿por qué crees que alguien tiene que hacer algo por ti? ¿te has asegurado de dar lo que estás exigiendo?

Te revelaré un secreto: Cambia todo reclamo por un Gracias, a ver si así la cosa cambia, y quizá obtengas más buenas cosas. Programa tu cerebro para agradecer y no para reclamar, y las cosas resultarán muy distintas.