Ayer estuve en un
auditorio en una charla, cuando todos callábamos y se daba inicio al
evento y una persona hablaba había tres personas que insistían,
quién sabe con qué calidad o razón en hablar y no solo hablar sino
que se notara que eran ellos quienes estaban hablando.
Mis idas a los
teatros me han enseñado a guardar silencio sobre todo cuando la
función ha empezado eso y la educación en casa. No me importó como
hago en los teatros los callé con un Shshshshhhh! A ellos tampoco
les importó y continuamos.
Nos explicaron que
las preguntas eran hasta el final, como sucede en esta clase de
eventos. La siguiente interrupción fue para hacer una pregunta a la
persona que tenía la palabra. Al llegar a la sesión de preguntas
respuestas, creo que hubo personas que no entendieron que la charla
se trataba de Marketing Digital (como lo decía en cada invitación)
porque hacía preguntas de marketing tradicional.
Lo que me hizo
recordar la Presentación de un libro, con lectura dramatizada eso
sí, solo por ser un libro de Sabina Berman pudo llevar a dos grandes
figuras del teatro en México, en la invitación igual decía
“Lectura dramatizada” al final, en el tiempo de preguntas y
respuestas, al parecer nos sumergimos en una dimensión surrealista,
las personas que pidieron el micrófono se dedicaron primero a hablar
de sí mismas y después del trabajo de los actores, después vino la
gente que criticó la exageración de las actuaciones hasta que la
escritora no pudo más y le dijo: Señor usted estuvo dormido durante
la representación qué opina.
Conclusión de ambos
eventos: La gente estará más que dispuesta a ser protagonista,
siempre y la gente en realidad no entiende y no porque no pueda sino
porque ni siquiera se da el tiempo para intentar hacerlo, solo
categorizan: bueno-malo, bien-mal o megusta-nomegusta, la idea es ir
más allá y preguntarse por qué me gusta o por qué no me gusta.
Justo ayer una amiga
y yo, con la que coincido en muchas cosas tuvimos un desacuerdo y
quise que me explicara fuera del foco público su desacuerdo para
entender su perspectiva, quedamos igual porque el chiste no era
convencernos mutuamente, fuimos cariñosas y nos pusimos a platicar
de otras cosas y la vida continuó.
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