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Las casualidades me respaldan

Un día  a las 10 de la mañana mientras todavía estaba en pijamas, tenía dos semanas de haber renunciado a un trabajo que odiaba (estuve un año) moría de aburrimiento, no estimulaba mi mente y la empresa era lo más cuadrada que la geometría podría permitir. Mi teléfono sonó, me llamaban de una empresa nacional. ¿De dónde sacaron mi número? de una de esas bolsas de trabajo web, donde mi CV permanecía obsoleto (había tratado en vano de actualizarlo), eso fue suficiente para que me preguntaran si me interesaba el puesto de editora: of course my friend, por qué no.

Mi mamá ha criado hijos independientes, todos (los tres) hemos vivido fuera de la ciudad, unos en más otros en menos ciudades pero ella siempre nos ha animado al son: ¿qué es lo peor que puede pasar? y así es como a la fecha he vivido/trabajado en dos ciudades distintas a la mía.

No sé cómo, pero entre las casualidades que he tenido en Culiacán es que cuando viví en una colonia vieja de ricos viejos, los abuelos del presente, la Guadalupe equivalente a (El Centenario) en Hermosillo, vieja, casonas, emblemática y cerca del centro me he mudado a un barrio más popular, llamado El Vallado que sería equivalente al Palo Verde o Villa de Seris en Hermosillo. Vieja, emblemática, folclórica y popular con un pasado violento que ahora refleja la tranquilidad con señoras sentadas en el frente de sus casas disfrutando la caída de la tarde.

Así que la segunda fase de mi renacimiento es aquí. Me siento más segura o tranquila aquí. En la Guadalupe, por ser colonia de "ricos" asaltaron a punta de pistola a mi casera 2 veces, afuera de nuestra casa. Dudo que me asalten acá o creo que hasta el barrio me va a proteger si eso llega a pasar.

Pero la numerolgía simbólica nos indica que mi primer dirección en Culiacán fue precisamente en la calle Río Culiacán y el número de la casa era mi fecha de nacimiento lo cual interpreté como un renacimiento aquí, en esta ciudad. Me gusta darle otra lectura a la vida, las casualidades o curiosidades son para ser reconocidas. Hermosos postres del destino.

Sigo viviendo en el agua, solo que ahora en lugar de río es bahía y los últimos dos dígitos de mi número siguen coincidiendo con el año de mi nacimiento. Otra cosa es que cuando vivía en la Guadalupe, varios conocidos y amigos vivían a escasas 5 cuadras (los más lejanos) otros a dos e incluso uno enfrente de la mía.

Ahora más o menos se conserva esa tradición mía de la casualidad, enfrente de mi casa viven los amigos de una amiga y en la calle de atrás otra amiga. Amigos que conocí a últimas fechas, curiosamente los conocí o me empecé a llevar con ellos poco antes de mudarme a este lugar. El número de mi Depa es el 1 y eso también me gusta por numerlógica y porque me gusta pensar bien.

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