Tuve que admirar lo que había porque era lo que había. Mi vida
estuvo llena de héroes, porque a las heroínas eran borradas de la
vida pública, les pedían la mano y las metían enteras en casas, en
cocinas, les hacían hijos y se quedaban a esperar a sus esposos. No
las veías caminar por las calles ni combatir la justicia porque
estaban muy ocupadas ayudando a que la familia no se deformara,
porque ellos habían formado una familia.
Admiré el talento que había, pero había algo con lo que nunca me
sentí identificada, sus temas, sus papeles, sus palabras no eran las
mías, hacía falta algo, pero no sabía lo que era, porque todavía
no lo conocía, ni siquiera tenía manera de nombrarlo, ahora sé, he
llegado hasta aquí sabiendo y es porque lo sé que ahora puedo decir
esto.
Tengo mi ejército de heroínas ahora, porque fueron abandonando la
cocina, dejaron de servir a los otros, dejaron de renunciar a su
propia vida, ahora las ves por todos lados en las calles y hasta
alzan la voz y luchan por sus derechos, por recuperar el territorio
que es su cuerpo.
Sigo esperando a que lleguen más porque lo harán, yo sé que lo
harán, y lo sé porque estamos abriendo el camino.
Puede que no lo sepas, o no lo hayas notado nunca porque tuviste a
Rocky, a Rambo al Padrino, a al Pacino, a Coppola, a Dalí a Van
Gogh, Brandon, a Batman y el Hombre Araña, a quien quieras, a donde
volteabas estaban ellos, tuviste los héroes que quisiste porque
había cientos de ellos.
Yo apenas he podido coleccionar a mis 34 años una lista de mujeres
que he puesto en mi lista de heroínas, muchas de ellas nuevas,
otras redescubiertas otras tomadas por locas porque no salieron de la
cocina, porque nunca estuvieron en ella.
Tengo a Tina Fey, a Sarah Silverman, a Amy Schummer, tengo a Remedios
Varo, a Leonora Carrington, a Clarice Lispector, a Wislawa
Szymborska, a Alda Merini, a Hilda Hilst, a Virginia Woolf, tengo a
Cate Blanchett, a Jodie Foster, a Sabrina Cartabia, a Camila Vallejo,
a Isabel Coixet, a Julia Ducournau, a Greta Gerwig, a Carmen
Aristegui, a Inés Arredondo, a Lydia Cacho, a Malala, a Lucia
Berlin, a Rosalía a Nathy Peluso, a Frances McDormand, Nadia Murard,
a Tessy López, ahora tengo una lista llena de mujeres, ahora tengo
de donde escoger, ahora están todas fuera de casa, ahora son todas
dueñas de sí mismas y me enseñan a ser dueña de mí misma.
Tal vez tú no notes la diferencia, puede que te dé igual, pero en mis años de vida, estos últimos han sido suficientes para buscar, encontrar y conocer heroínas y tener figuras femeninas a quien seguir, a quien admirar. Puede que te parezca tonto, pero es lo más significativo que ha impactado en mi vida eso que llamas feminazismo.
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