Pedí
el día, lo que no fue realmente un permiso, sino un día menos de
mis vacaciones, pero no importa, valía la pena, un taller llamado Hip
Hop y lírica poética me enganchó desde que lo leí, quería,
yoqueríamucho, corrí la voz y dos amigas se inscribieron, una no
pudo ir y la otra apenas y llegó. Mi amiga y yo la pasamos muy bien,
reímos como infantes, la maestra nos separó, jajajajaja era un
taller con la rapera, escritora, activista guatemanteca Rebeca Lane.
Rapeamos
sí, en un círculo, después de conocer la métrica y los compases,
nosotros rapeamos. Ahora sé que Rap quiere decir Rythm and poetry
(ahora quiero un tatuaje con eso escrito) Rebeca empezó
escribiendo, después quiso abarcar más público, que su poesía
fuera escuchada entonces entró al rap, no sé si yo vaya por ese
camino pero, lo maravilloso fue notar como cambia la voz y la
entonación de todos cuando llegó nuestro turno de rapear.
Nos
fuimos al maravilloso depa de mi amiga y después llegó otra amiga
(¡ese maravilloso par!) tuvimos de esas charlas ricas, risas hasta
que las obligaciones llamaron a la puerta, era una tarde de
vacaciones de la vida, todo era feliz, ligero, natural y amoroso.
Me
fui a la charla de una amiga que conocía pero no conocía, la fabulosa escritora Sylvia Aguilar Zéleny, la conocía por fotos, breves conversaciones en redes
sociales, por ser amiga de una amiga, pero fue hermoso el surreal
momento de conocer a la escritora en su hábitat, un pequeño
congreso de mujeres escritoras. ¡Pura mujer chingona!
Nos
abrazamos, sonreímos, me regaló su libro, me lo firmó, todo era
una especie de sueño transcurriendo.
Las
escritoras se subieron a sus sillas en el podium y vi mi futuro en
una, su cabello, su cara, su forma de hablar de dirigirse, era muy
honesta y sencilla y por eso divertida, fue un Deja Vú del futuro me
encantó.
Después
me fui a la azotea, al mejor spot de Culiacán, ahí me hubiera
llevado a Sylvia si el tiempo y los compromisos hubieran dado para
eso. De regreso con mis dos hermosas amigas. Fue realmente un día
fuera del tiempo, del cotidiano, no me dolió tener que “gastar”
un día de mis vacaciones, que en realidad no es ningún permiso
sino, mi derecho constitucional, aunque mi jefe crea que está
algoasícomo donándome un riñón.
No
importa, he tenido un día excepcional lleno de gente extraordinaria
y ha valido cada minuto.
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