Piénsala como si no fuera cierta
Como si fuera una más de las ideas
Que nacen y mueren en tu cabeza
No pienses en la arquitectura de su rostro perfecta
Ni en su boca, ni en sus sacrílegos ojos
Por mucho la pienses sentada al pie de tus pies
Con las puertas, ventanas, habitaciones abiertas
Es más, ni se te ocurra soñarla
En hacerla gemir y jadear
En la forma que tiene de pronunciar tu nombre.
Piénsala sin pensarla
Como un cuento chino o una leyenda urbana
Como un fenómeno indescriptible e inenarrable
Una cosa en la que nadie, excepto tú crees
Y si la enfermedad es tal
Y está en etapa avanzada
Y ya no puedes dejar de pensarla
Consulta a tu médico de confianza
Háblale de los síntomas, de la locura
Y después de consulta y de una píldora que engaña
Hasta el médico ha perdido la confianza
Porque ahora es él quien la piensa y la busca y la llama.
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