Ir al contenido principal

Nadie nada


¿Cuánta gente habrá en el mundo en estos mismos instantes odiando lo que hace? Más allá de una molestia pasajera, realmente odiando cada minuto de hacer lo quesea que hace. Es triste, debe ser triste, no hacerse responsable de su vida, más triste ha de ser odiar lo que haces y no enterarte de lo infeliz que eres o peor, personas felices que no hacen nada. Lo digo porque hoy, como en otras ocasiones, mi trabajo, uno particular y de buen ambiente laboral tiene procesos, criterios y actitudes tan odiadas por todos como las del seguro (sistema de salud social).

Gente que no hace lo que tiene que hacer y alega y da argumentos por qué no le toca hacer lo que le toca hacer, ¿esa gente espera que le paguen por no hacer nada? ¿tan malo sería ayudar a alguien que lo necesita y está en tus manos hacerlo? Este comportamiento se ha salido de las instituciones gubernamentales, para aterrizar, acomodarse y ejercer desde la iniciativa privada. Estas actitudes, de tus excompañeros de colegio, de tu compadre, de tu vecino, de tu primo segundo de alguna persona que alguna vez conociste o que con la que coicidiste.

El proceso es este: yo saco un folio en un lugar, en otro lugar remiten ese folio y alguien más, en otro departamento atiende ese folio a las...dos semanas si bien te va. Pues bien, pasé 40 minutos esperando mi turno al teléfono, cuando fue mi turno, el empleado (de la misma empresa que la mía) me informó que ahí no era donde tenía que sacar un folio (aunque yo sé que sí) le pedí su nombre y me lo dió, le pregunté varias veces y de varias formas si ahí no era donde se sacaban los folios, dijo que no y me mandó a que llamara a otro lugar. Llamé, volví a esperar, la chica que me contestó me dijo que ahí no era que era, donde había llamado la primera vez, le expliqué todo y me dijo que otra opción era llamar a un tercer lugar, estoy llamando y nadie contesta, llevo llamando desde el lunes, estamos a miércoles y nadie contesta.

Y me pregunto, qué tan recurrente, frecuente y común es esta actitud, qué pensarán esas personas que quieren ganar más dinero, haciendo menos trabajo, pero sé de antemano que esa no es la forma de tener éxito, de aprender, de triunfar. No es la primera vez que tengo una controversia telefónica porque me ha pasado frecuentemente. Esa actitud de sindicato caduco es lo que tiene jodido al país. Volvernos ciegos ante lo cotidiano y equívoco de nuestra postura. Total que al final, nadie nada, nada de nada, ni folio, ni solución, ni responsable y yo perdiendo el tiempo de mi día laboral para resolver algo que tampoco es mi culpa y que si por mi fuera solucionaría de otra manera pero si lo hago así, estaría rompiendo las reglas, con situaciones como estas me hacen preguntarme ¿de verdad las reglas solucionan? ¿de verdad las reglas y leyes están hechas para favorecernos? La teoría dice que sí, pero la práctica nos indica que no. ¿Qué se hace en estos casos?

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Vida nada te debo

El día de mi cumpleaños recibí el primer abrazo de una amiga que estaba celebrando conmigo de la manera más random el 14 de febrero. Sin proponérnolo celebramos el Día del Amor y la Amistad cenando en casa sandwiches, en fachas y hablando de todo y nada. Vino el día siguiente, el de mi cumpleaños. No tenía ganas de celebrar como el año pasado, primero porque mi gran cómplice no estuvo en la misma ciudad, segundo porque el dinero/tiempo invertido el año pasado no trajo consigo mayor índice de felicidad, así que decidí anunciarlo así a quien me felicitó y preguntó: Estaré recibiendo abrazos en mi casa. Se lo dejé todo a la vida, vino quien quiso, quien preguntó, quien manejó e hizo cosas para venir. Estando aquí la música, la gente, el ambiente. Sin importar quién, por cada vez que persona que abrió el refrigerador para poner cerveza, siempre dejó escapar una expresión de: ¡órale! había más cerveza que personas eso era un hecho, había menos sillas que personas. ¿Ya les dije q

Diferencias de la lengua

Algo que hay que anotar es que los mexicanos y sobre todo los norteños solemos ser presumido y creamos una competencia de la nada, pues bien, en mi paso como sonorense por Sinaloa me he encontrado algunas diferencias lingüísticas en las que no me detendré profundamente pero... Piñado: La primera vez que lo escuché lo relacioné inmediatamente con la piña, sí, el fruto, que es delicioso sí, pero no creo que tenga la suficiente fuerza para expresar lo que ellos desean, como decir traumado, volado. Bichola: Para un sinaloense decente esta, no es una palabra altisonante y mucho menos vulgar, es una forma regional de decir que alguien está desnudo, lo que para nosotros es bichi. Mientras para nosotros es una forma que sonrojaría a cualquiera, no lo dirías enfrente de tu abuela para referirte al aparato sexual masculino. Sopitas : Esta es la más chistosa para mí, cuando llego a preguntar su procedencia hay un aire de indignación y una pregunta a la defensiva ¿y cómo le dicen allá? a

Polarizado oscuro

A ver, seré clara: tu estás buscando tu peso ideal, y has tenido una vida sendentaria, no es posible seguir descansando y esforzarse lo mismo pero que además hagas más ejercicio, comas mejor y tengas le mismo tiempo, todo por igual, en perfecto equilibrio, es decir: bajes de peso desde tu sillón. ¿Absurdo no? Pues los que rezan una y otra vez por el igualismo, una de sus lógicas es esta. Ahora les diré, no puede haber equilibrio si antes no se pasa por esto. Digamos que ahora hablamos de economía, la economía se mueve en ondas, arriba-abajo, y así es como fluctúa, es decir el ideal de economisma es llegar a arriba y no caerse, pero una realidad es que no puede mantenerse por siempre ganando, yendo hacia arriba, el equilibrio de ganancia deseado no existe. O si esto fuera un acto de psicomagia, tiene que haber sacudida para que el subsconciente, totalmente irracional “entienda” a donde quieres llevarlo. Ahora, si esto que te he dicho te suena lógico, te invito, te exhorto,