Hace un par de días ocurrió algo curioso, un trabajador de Bimbo
que robó dos productos chocolatosos por fuera y con relleno cremoso
por dentro, fue exhibido, arrestado y ridiculizado en redes sociales
ante la opinión pública.
Bimbo, sí, la misma empresa que evade impuestos de sus millonarios
ingresos, Bimbo, una de las empresas con mayor capital en México,
que hace de sus dueños los más ricos y poderosos del país, ese
mismo Bimbo hablo.
¿Quién es Bimbo para juzgar a un trabajador que se robó dos
gansitos? Mientras hay más “justicia” para quien comete
robos pequeños que para los que cometen robos millonarios (léase
cualquier político recién liberado o en vías de liberarse)
Hoy leo una noticia, en la foto ilustrativa se ve un operativo,
policías desplegados, cerrando una calle. El titular decía: Dos
muertos y un herido grave en París por un ataque con cuchillo. Se lo
leí a mis compañeras de trabajo haciendo el ejercicio, que miraran
la fotografía antes de leerles el titular, cuando se los leí, me
dijeron “que llorones, no pasa nada” creo que es al revés. Más
bien aquí pasa todo ante nuestras narices y nadie une los puntos, a
nadie le parece raro.
Está pasando y ha venido pasando tan a diario, tan a la vista,
tantas veces, por tanto tiempo que nos parece que esa es la vida, nos
han dejado de inmutar las muertes y hemos terminado por creer (de
manera general) que las mujeres mueren por andar solas, por viajar,
por caminar, por beber, porque se hizo de noche, que los que se roban
millones merecen estar libres y la mujer que mató al violador de su
hija merece estar en la cárcel, pero es al revés, todo es al revés.
La vida que queremos está del otro lado del espejo con todo como es,
pero viéndolo desde otra perspectiva.
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