Eres pequeño y siempre te dijeron que había que saludar, ser
educado y todo eso, incluso a veces implicaba tener que besar y
abrazar a alguien en contra de tu voluntad. Eres adolescente y tu
mamá siempre te dijo que había que comerse todo lo que a uno le
daban en casa ajena y sobre todo que había que aceptar si algún
muchacho te había sacado a bailar. ¿Sabes cuántas cosas a lo largo
de tu vida tuviste que hacer en contra de tu voluntad? Es cierto, la
vida no está hecha de placeres y si algo ha hecho las personas de
éxito es partirse la madre trabajando para llegar hasta donde están.
Sí, pero me refiero a besar y a abrazar, a forzar el afecto con
alguien que no representa nada para ti, o peor que representa todo lo
que no quieres tener cerca.
Los niños sobre todo, también sienten y sienten más, es nuevo
todo, le estás enseñando a tu hijo a que besar y abrazar a alguien
que lo obliga a hacerlo está bien. No debería ser, no debería ser
así. Seamos realistas, tenemos el primer lugar mundial en abuso
infantil.
No deberíamos obligar a los niños a “dar amor” a quien no le
nace, los niños saben, no son tontos. ¿Qué mensaje les estamos
dando si obligamos a mostrarle amor a alguien? ¿Cuál es la moraleja
en dejarse besar y acariciar en tu contra? ¿Raro no? Suena raro
ponerlo en esos términos, pues para comprender si algo es o no es,
trasládalo en analogía y si suena horrendo o absurdo o masoquista
es porque no funciona o hay algo que no está bien ahí aunque lo
disfracemos de educación, civilidad o amor romántico. No seamos
autores, cómplices o espectadores de los afectos perversos.
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