Dime
que vas a escribir un libro, me quedo con ganas de leer más, le
decía su amiga y lectora. Claro que se agradece, por supuesto que
existan ojos dispuestos a pasar su mirada por tus letras y que eso
les resulte un placer es una cosa que se agradece profundamente.
Claro que se hace lo que se puede, permanecer 11 horas en la oficina,
escribir todo el día para otros, de lunes a viernes, es poco lo que
queda para uno, letras para uno y sin embargo se da el tiempo para
encontrar cordura, letras, tiempo, tema, forma de decirlo.
¿Cuántas
ideas le pasan por la cabeza al día? ¿Cuántas cosas no dice y
decirlas implicaría un riesgo mayor? Cuando otros le reclaman,
“siempre te quejas, no hay día que no te quejes” mientras ella
piensa yo lo hago por medio de las letras no en medio de las
pláticas, no de la música, no de la gente, no del ambiente. Pobre
de mí que me quejo de cosas serias, de cosas que competen a más
personas que la propia individualidad, más allá del gusto personal.
Mientras
siga habiendo muestras de machismo escribiré sobre feminismo.
Mientras traten de embaucarme con que estamos en medio de la igualdad
diré lo contrario, pero no por dar la contra, sino porque sigo
notando que no, que es una pantalla y no lo digo yo, Parametría hizo un
estudio que dice que 7 de cada 10 mexicanos cree que hay igualdad
entre hombres y mujeres, mientras que hay otros estudios que
contradicen esta percepción, mientras otro estudio dice que las
mujeres trabajan 13 horas más a la semana en labores domésticas.
¿Quién no tuvo compañero de equipo que no hacía nada del trabajo?
Esos odiosos. Pues estar en pareja, para la mujer es tener a ese
perezoso, todos los días y además se supone que te ama. (Pues qué
manera tan extraña de demostrarlo).
Le
tengo otra noticia a 7 de cada 10 mexicanos, cada 4 minutos una mujer
es abusada sexualmente. Es una cifra que no se compara con el abuso
sexual masculino (que existe, es real y no da risa tampoco). Mientras
haya gente bromeando y culpando a la desaparecida, a la muerta o a la
violada, yo, no dejaré de “Quejarme”, pueden llamarle como
quiera, quizá por la incomodidad que genera, pero siento las
molestias causadas por mis textos, pero nos
están matando y encima se bromea con ello.
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