Si me dijeran,
resume en una sola imagen la cultura mexicana, ejemplificaría con un
exvoto (esas pinturas con una escena y explicación al pie,
agradeciendo a algún santo o virgen por algo), y me inclinaría por
supuesto, por ese espíritu mío a buscar el contraste, imágenes de
contenido sexual o esos que hablan de extraterrestres. Mezclar lo
sagrado con lo profano eso es México, donde un diputado de
ultraderechas y en contra de aborto de manera pública y política
hace abortar a su amante (esto realmente pasa).
Pero también está
lo otro, su expresión, su manera muy única de hacerlo. México es
ese lugar donde, el único lugar donde lo increíble e irracional
sucede ¿y saben qué? Sucede de la manera más hermosa posible, es
ese folclore nuestro, esa vena vernácula y silvestre nos distingue.
Los exvotos o
retablos son el maravilloso y absurdo retrato apegado a la realidad
de la idiosincracia del mexicano. Pederastia, masoquismo,
homosexualidad, infidelidad, extraterrestres y cultura pop, todo cabe
en el arte de agradecer por medio de una pintura. ¡Qué ritual más
extraño y fascinante! Justo como el complejo caleidoscopio que
conforma la cultura.
Amo mi México, es
una obra maestra kitsch que adoro y de la que me siento orgullosísima
de formar parte, es sin duda el oxímoron más grande del mundo.
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