Tengo la teoría que las personas felices, son felices
donde sea y bajo cualquier circunstancia. Digamos que también son personas y
tienen malos momentos en sus vidas, pero como diría el Benedetti saben
convertir sus reveses en victorias. Y es esa capacidad muy de moda últimamente
llamada resiliencia, que no es más que ponerle buena cara al mal tiempo.
Pero mi teoría va más allá y casi asegura que la felicidad
es algo que engloba y permea todos los ámbitos de la vida de las personas, que
la felicidad les viene y la cultivan en las cosas sencillas, son personas que
se saben capaces, pero no aplastan a los demás para demostrar qué tan capaces
son.
Le echan la mano a los demás, halagan y reciben
halagos, y sobre todo sus charlas no se centran en hablar mal de las personas o
criticarlas, de hecho, si llegan a hablar de las personas es porque les
preocupa algo en digamos, son de empatía o es para hablar bien de las personas.
Suelen esperar buenas cosas, no con un aura ingenua,
sino solo esperar que lo mejor suceda, pensar bien de los demás, y miden más la
vida en triunfos que en fracasos, se enganchan a lo bueno y viven de eso, ese
es su combustible, repartir amor, sonrisas, abrazos o alguna expresión
benevolente.
Un teórico de Harvard, Howard Gardner, asegura que una
mala persona nunca es buen profesional, me apoyo para relacionar mi teoría, en
este punto, en alguna lectura de comunicación organizacional que leí, el autor
cuestionaba, ¿cuántas cosas están mal hechas? y son una cadena de cosas mal
hechas tan solo por hacerlas con disgusto.
Todos tuvimos algún maestro amargado o deprimido dándonos
clase, llenando nuestras cabezas con ideas, y su crisol empañado y gris, sus
ideas eran de la misma gama emocional, y nosotros, que lo vemos como una
autoridad, valimos reverenda madre por su infeliz vida, pero tú no tiene la culpa mi amor que el mundo
sea tan feo.
La felicidad es el capital humano más valioso, seamos
felices, hagamos cosas, estemos con personas felices, para ser un amargado no
se necesita ni talento, ni esfuerzo, por eso hay tanta gente en lugares, situaciones
y con personas infelices que los hacen más infelices todavía en una suma de infelicidades sucesivas.
¡Seamos feliz coño! ¡Que fuimos diseñados para serlo!
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