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El nombre de las cosas


Ayer sostuve una charla intelectualoide con mi hermoso amigo Efraín, sé que si tengo alguna duda sobre lo que sea, puedo recurrir a él porque es mi versión de héroe cuyo superpoder es saber mucho sobre muchos temas y recordarlo de manera fresca y casi fotográfica.

Entonces, ayer lo consulté porque me di cuenta que no hay una palabra para nombrar la lubricación femenina más que justo como lo acabo de llamar y el descubrimiento me indignó.

Y empecé así la conversación:
Semen es a hombre como ______________ es a mujer

Pero no era óvulo lo que buscaba, obviamente sé que un óvulo se llama óvulo, bueno, le dimos la vuelta, entonces nos volcamos a la etimología, y le digo si en el hombre, semilla es la palabra, para seguir esa lógica podríamos llamarnos tierra, cosecha, o cultivo obviamente en latín.

Alegamos largo tiempo porque sí, por qué no, hasta que le anuncié que iba a inventar esa palabra, y tiene que ser bonita y sensual, parte de mi experiencia laboral consiste en ser creativa publicitaria que como parte de mis actividades era hacer naming que es inventar nombres para marcas que no es otra cosa que inventar palabras.

Terminé diciéndole que el caso de la mujer, Bartolini y Falopio son propiedades y colonizaciones masculinas de órganos femeninos, dicen los lingüistas que no existe lo que no se nombra, lo que no posee un nombre y sí es una forma de desaparecer e ignorar.

Mi propuesta para nombrarle es Livid, que es una combinación de líquido de vida, líquido vital y un toque de líbido. Porque soy una convencida que los términos eróticos deben erotizar.

Entonces esto es a la vez una convocatoria para quienes quieran crear la Word Factory para crear palabras para referirnos a aquello que creemos importante nombrar.

¿Quieren inventar palabras?

1. Tiene que tener un significado hermoso, casi poético
2. Tiene que sonar bien
3. Más apegado al español y latín que a otro idioma



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