Abrí los ojos a las
5:30 de la mañana, desconociendo la hora me quedé tendida escuchando el sonido
de los grillos para poder adivinar la hora y la película comenzó a proyectarse
en mí cabeza, me pasa seguido con películas que me impactan, que me sorprenden
y que siembran algo en mí.
Una maravillosa
escena de sexo maravillosamente larga, una de las escenas más eróticas auténticamente
que se hayan hecho en el cine, sin la necesidad de ningún desnudo. ¿Sexo con
ropa? Sí y de los mejor rodados, planos, movimientos, intenciones, sonidos, es
una oda erótica al deseo.
Solo alguien con la
elegancia, sensibilidad, paciencia de Sebastián Lelio podía realizarlo. Es el
nuevo genio del cine contando las historias de las mujeres “marginadas” o eso
que no se habla de la mujer.
Él está visibilizando la sexualidad de mujeres a
sus cincuentas, el amor de una mujer transgénero, y el erotismo de dos mujeres
todas oprimidas de alguna manera, social o religiosamente.
Hubo en especial dos
detalles en la escena de sexo que me parecieron diferenciadores, dos actos, que
bajo otras circunstancias hubieran sido vulgares, pero dado el contexto
resultaban exuberantes y sensuales.
No voy a ser spoiler
de la película, porque me encantaría que todos, todos lo vieran, porque las
películas de Lelio se han convertido en la oda perfecta de la mujer rebelde, a
la marginada a la mujer totalmente real.
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